lunes, 7 de noviembre de 2011

La Vida de los Otros

En este mundo donde ya no te sorprende nada, siempre nos apasiona aquello que nos puede conmover  y que descubrimos casi al azar. Esto fue lo que me ocurrió con la película "La vida de los otros", la cual  no la hubiera visto  si no fuera porque me la recomendaron  con vehemencia y la verdad fue todo un descubrimiento. Lo que más me ha gustado es que la película no se te impone desde un principio sino que te va  subyugando poco a poco hasta que cuando acaba, te deja una sonrisa y la confianza de que el mundo es un poco mejor. El director nos narra la vida gris y marrón (colores centrales del filme) de la República Democrática Alemana, a mediados de los años ochenta. El mundo está todavía dividido en dos bandos donde el comunismo se encuentra en decadencia, y por eso mismo se vuelve todavía más riguroso, siniestro y cruel contra aquellos que intentan zafarse  de una ideología totalmente obsoleta que no les deja respirar. Es el caso del poeta y escritor Georg Dreyman y su novia, la actriz Christa-Marie Sieland que intentan desarrollar sus carreras en medio de un régimen que los ahoga y  paulatinamente están dejando de creer en él. Están siendo espiados por un agente de la Stasi, Gerd Wiesler que se implica en la vida de la pareja y que poco a poco se va a convertir en su ángel de la guardia particular. Sin duda, el personaje central de la película es el lacónico, frío y distante Wiesler, que se preocupará por " la vida de los otros" y no por la suya propia, pero que demuestra que a veces los seres humanos somos honestos y bondadosos a pesar del bando en el que nos toca vivir. Bajo mi punto de vista, la película es de una elegancia y una sencillez extraordinarias que hace que nos centremos más en la existencia dramática de los personajes con los cuales nos identificamos al instante porque en ellos se desarrollan sentimientos y emociones comunes a todos nosotros y es lo que nos hace partícipes de toda su evolución.

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